Historia de la Maga Faula

La conocí en el otoño, casi invierno, de su vida, su alma irradia primavera allí donde va y yo decido compartir su historia en esta estación llena de luz como es el verano.


Ilustración y cuento de Rosa de Soto (Ángel Bemol) todos los derechos reservados

Y para quienes no puedan leerlo bien en el archivo, aquí os lo dejo en cuento también:

CUENTO DE LA MAGA FAULA

Se llamaba Josefina María de los Ángeles Gómez de la Vega y Griñón , un nombre difícil de pronunciar de un tirón sin que acabase faltándote el aire. Nació en el siglo diecisiete y era de noble cuna, casada con un marqués y pese a que vivió en una época un tanto oscura y algo difícil para una mujer donde su vida se limitaba a la atención de su esposo, sus hijos, y algún que otro acto social, siempre era una persona alegre, soñadora y curiosa. Para dejar patente su alegría, hacía que le trajesen las más coloridas telas de Italia y Francia con las que se hacía vestidos que sorprendía a la corte.

Pasó el tiempo, sus hijos crecieron y se casaron bien, su marido murió dejándola  viuda y sola  a los cincuenta años, aunque muy rica, lo que le permitía pasar los años que le quedasen de vida sin preocupaciones. Libre de  ataduras empezó a aprender todo lo que le era posible satisfaciendo al fin su curiosidad. Paseaba por el jardín a menudo y en uno de sus paseos, mientras descansaba en un banco bajo el sol primaveral, escucho una voz. Miró a su alrededor, no había nadie, sería su fértil imaginación. ¡Psi, aquí! - Otra vez esa voz. Se fijó en el ciprés que había junto a su banco. - ¡Si, soy yo! - ¡Un ciprés que habla! Se dio tal susto que casi se cae del banco, pero después se emocionó. - ¡Un árbol parlanchín, increíble! - Yo no soy realmente un ciprés, soy un mago preso de una maldición, mi nombre es Luigui y llevo mucho tiempo esperando a un ser con tanta luz como tú. - Sacudió sus ramas y entre ellas asomó una barita. - Esta es una barita mágica, con  la  cual  puedes  ayudarme  a  romper  el  hechizo. – Dijo  el ciprés.

Josefina estaba entusiasmada, ¡magia!, ¡no se lo podía creer!  y mientras hablaban  y cogía la barita, a su pamela empezaron a ocurrirle cosas mágicas, le salían nubes, pajaritos y corazones.

Durante semanas, Luigui le enseñó a usar la barita, él no sabía cómo vencer el hechizo pero sí que en algún lugar a través del tiempo y el espacio se encontraba el modo de hacerlo, así que una de las cosas que nuestra maga novata aprendió fue a viajar a través del tiempo y a otras dimensiones. Esos viajes le permitieron conseguir modelitos nuevos de muy diversas épocas y lugares, conoció a otros seres mágicos, entre ellos a un Ángel apellidado Bemol que había aprendido de un duende a dar nombres nuevos a algunas personas, decidió estrenarse con ella, la condición de Josefina había cambiado y su nombre era demasiado largo, así que la rebautizó como Maga Faula, también conoció al duende y como ya tenía nombre nuevo este le regalo un bolso mágico con muchos colores,  incluso le enseñó a hacerlos y cuentan que la Maga Faula, antes llamada Josefina, le hizo su bolso a la mismísima Mary Poppins. Y mientras seguía viajando, aprendiendo, conociendo a seres maravillosos y buscando el contra hechizo para su querido Luigui, repartía alegría y magia entre todos aquellos que la necesitaban.          


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